jueves, 26 de abril de 2007

Soldream

- Para empezar... esto

Soldream se quitó la mano ensangrentada de la base del cuello, y les mostró la marca incandescente. Aldred volvió a mirarle con una mirada inescrutable, Armund se levantó de golpe.

- ¿Qué es eso?
- Es un sello de control de magia oscura - dijo Mitherell, acercándose lentamente. - Puede provocar todo tipo de sensaciones en el ser al que se le implanta, desde dolor a alucinaciones... Y es algo que normalmente se usa para torturar, ¿me equivoco, Soldream?

El drow sonrió y le observó a através de los mechones de pelo blanco.

- No, no te equivocas.
- Pero lo más curioso - apuntó Mitherell con un tono de voz inusual en él -Es el hecho de que sea a un drow como tú al que se lo hayan puesto, cuando lo normal es verlo en esclavos y en renegados...

Soldream apartó la vista del elfo, y cerró los ojos. Aldred y Armund intercambiaron una mirada de asombro.
Por lo general, el drow nunca apartaba la mirada de esa forma. Cuando el drow volvió a abrir los ojos, Armund dió dos pasos hacia atrás. Los ojos azules del drow estaban cargados de ira contenida, venganza y dolor.
Ver esos ojos, habitualmente ta inexpresivos, con ese torbellino de sentimientos oscuros era sobrecogedors.

- Yo nunca he sido tratado como un drow... Porque no soy un drow normal. Eso es todo.
- Bueno, el caso es que hay que hacer algo con ese sello, o al final te desangrarás - dijo Aldred - Armund, ¿crees que podrías hacer algo?
- Mis poderes de druida no llegan a tanto, la magia oscura es demasiado difícil de controlar.

Aldred se pasó la mano por el mentón, pensativo. Mitherell avanzó otro paso hacia delante.

- Yo puedo bloquearlo, pero no indefinidamente - Soldream, Aldred y Armund lo miraron con asombro. El elfo continuó hablando - Puedo crear una barrera en torno al sello para que los poderes de tu Señora no te alcancen... Pero a medida que nos vayamos acercando a la Antípoda Oscura, donde la magia negra es más abundante, la barrera se irá debilitando. No es gran cosa, pero es lo que puedo hacer... Si estás dispuesto, claro está, gran señor elfo oscuro - dijo Mitherell con una mirada divertida.

Soldream sonrió. De nuevo otra oleada de dolor le recorrió el cuerpo, con más intensidad que antes, y el drow cayó de rodillas al suelo, escupiendo sangre por la boca.

- ¡Soldream!- dijo Armund, haciendo el ademán de acercarse
- ¡No le toques! - dijo Mith, agarrándola por un brazo - Si lo haces, el dolor podría atacarte a ti tambiém.

Armund titubeó. Aldred ayudó a Soldream a levantarse.

- ¿Por qué Aldred puede tocarle? - preugntó Armund.
- Porque soy humano - dijo su compañero, sonriendo - Y tú eres una elfa, eres más sensible a la magia que yo.

Aldred sentó a Soldream cerca del fuego que habían encendido, y Mitherell le habló a Armund

- Para esto, te voy a necesitar cerca. Este hechizo consumirá mucha de mi energía, y necesitaré que me des algo que me reponga. Además, la marca le ha hecho una herida considerable y está empezando a atacar sus órganos internos. Necesitará que le ayudes también.

Armund miró a su amigo elfo, y asintió.

- De acuerdo.
- Mientras lo preparamos todo, ¿que tal si nos contáis el resto del problema? - dijo Mith.
- Por lo visto, un mensajero de esa Jarxacomosellame... fue a darle un ultimatum a Soldream. O volvía con ella a la Antípoda Oscura, o le esperaba una buena. Nuestro orgulloso amigo cabezota, aquí presente, no se fue con el mensajero, es decir, que no sólo no nos entregó, si no que ahora está pagando caro las consecuencias de su traición. ¿Era algo así, no Sold?
- Je... sí, aglo así... - jadeó el drow, dolorido. – La cuestión, es que nos están esperando. Y no creo que nos reciban con una alfombra roja…

Armund y Mitherell miraron a Soldream con gravedad. Se estaba arriesgando mucho, demasiado, estaba poniendo su vida en juego para que los tres amigos llegara a la Antípoda Oscura y averiguaran que estaba pasando. ¿Por qué?

Mitherell

Mitherell observó a Soldream arqueando las cejas.

- Sí, lo supe desde el primer momento en que te vi. Ese problema eres tú...
- Me temo que este prblema es un plus añadido - rió Soldream - Si no, haberme matado cuando pudiste, señor elfo
- A pesar de todo, te has ganado mi respeto, señor drow -el elfo lo miró con repeto

El elfo, a pesar de todo lo que había hecho el drow, comenzó a respetarlos por haberles salvado la vida...

- ¿En qué problemas estamos?-dijo Mitherell

miércoles, 25 de abril de 2007

Soldream

Cuando Armund logró despertar a sus comapñeros, Soldream habló con claridad.

- Seguid recto, y cuando lleguéis a un claro con una piedra afilada en medio, meteos por un sendero que hay entre dos árboles blancos. Esperadme allí.
- ¿Podemos confiar en ti? - pregunto Mith.
- No deberías - sentenció el drow - pero puedes.

Los tres compañeros se encogieron de hombros, y se pusieron en marcha.
Soldream desenvainó a Aéraser, alerta. Escuchó pasos ligeros y coordinados deslizarse en la oscuridad. Soldream sonrió...

- Akai - susurró.

Sus ojos se volvieron de color rojo, y la visión infraroja le permitió ver en la oscuridad.
No tardó mucho en encontrar la figura rojiza del cuerpo que buscaba. La visión infrarroja desapareció, y Soldream , sin hacer el menor ruido, se lanzó contra la criatura que le acechaba.
En cuanto lo tiró al suelo, y se colocó sobre él con la rodilla en la garganta y la espada al lado de la oreja, se dio cuénta de quien era.

- Jatsu - murmuró con una sonrisa - ¿Qué estás haciendo aquí?

La drow que tenía a sus pies habló, a pesar de estar asfixiándose.

- Jamás... pensé que... traicionarías a tu... Señora. Debería matarte ahora mismo... ni siquiera se... como ha podido... soportarte todos estos... años
- ¡Je! No consiguierías matarme ni en sueños

Soldream se levantó, y la levantó a ella del cuello de la túnica. Clavó sus ojos como zafiros en los ambarinos de ella.

- ¿Qué es lo que me has venido a decir?
- Ella... se cansa de esperar. Dice que... si no vuelves ahora conmigo, que ni se te ocurra regresar y que... si llevas a ese maldito grupo de... basuras contigo... les matará y le dará su carne a los cuervos.
- Genial, ahora remítele esto: dile que su control sobre mí se ha terminado, que voy a hacer aquello que le juré hacer hace mucho tiempo, y que no m subestime. ¿Lo has entendido?
- Perfectamente... Soldream - siseó la drow - Sabes lo que te pasará por desobderla, ¿verdad?
- Lo sé de sobra. Ahora, ¡lárgate! ¡Vamos!

Lanzó a la drow contra el suelo, y ésta, tras una última mirada asesina, se desvaneció en el aire.
Soldream suspiró. La marca del cuello le avisó con una punzada de dolor. El drow ya sabía lo que le esperaba...

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Los tres compañeros llevaban ya largo rato esperando, justo en el lugar que Soldream les había indicado

- Tarda demasiado - dijo Armund
- Es verdad, estamos perdiendo el tiempo. Seguro que ha huido...

Aldred se levantó e golpe, alertado.

- Aldred, ¿qué ocurre?
- Algo va mal, lo presiento. - dijo con seriedad.
- ¿Vamos a mirar?
- Quedáos, ire yo. Quiero asegurarme de algo...
- Pero Aldred... - rechistó Armund.
- Por favor... quedaos.

Los dos elfos asintieron, a su pesar, y dejaron a Aldred marcharse.

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Soldream se deslizó entre los árboles, acariciado por las sombras, y se dejó caer al suelo con la mano en la marca del cuello.
El dolor cada vez era más y más frecuente, una punzada ardiente e intensa que le corroía cada cinco minutos. Cada punzada dolía más que la anterior. Armund y Mith no se habían dado cuenta... pero Aldred ya sospechaba algo, y eso no le convenía.

- Mierda... - murmuró el drow. Sonrió para sí mismo - Estás impaciente, ¿eh Jarlaxle? Sin embargo, voy a hacerte esperar... y voy a hacerte pagar por todo lo que me has hecho sufrir... No dejaré que me vuelvas a controlar.

En respuesta, la marca del cuello se encendió como una brasa incandescente, y una oleada de dolor recorrió a Soldream por entero. Éste gimió de dolor, apretadno os dientes y presionándose la marca con la mano.
Sintió algo cálido que se derramaba entre sus dedos. Retiró la mano. El olor de sangre... su sangre, llegó hasta él.
Soldream volvió a sonreír. Ahora lo tendría realmente difícil para ocultarlo. Soldrem suspiró. Observó el cielo ya estrellado, y la luna que empezaba a menguar. Sintió el aire cargarse, una respiración suave, unos ojos que le observaban...

- Aldred... - dijo Soldream - Sé que estás ahí, no int...

Otra punzada le hizo apretar la mandíbula y cortar la frase. Aldred le observa con ojos serios. Soldream dejó escapar una risa leve.

- No me mires así...
- Tu Señora te está llamando, ¿me equivoco? Algún mensajero que te dice que tu ama tiene prisa...

Soldream suspiró de nuevo, y contestó, murmurando:

- No, no te equivocas.
- Y no nos has entregado. Acabas de traicionar a tu superior... ¿por qué?
- Esas razones... no te conciernen...

Aldred le observó con seriedad

- ¿Qué demonios tienes ahí? Se sincero.
- Nada...

Aldred se acercó al drow. Soldream, con la mano en el cuello, le fulminó con la mirada.

- No te acerques. Te he dicho que no es nada - siseó, con un brilló peligroso en su mirada.
-Ya veo... - dijo Aldred - Muy bien, esperaba no tener que hacer esto, pero tú lo has querido...

Aldred, con un movimiento asombrosamente rápido, agarró al drow por el brazo y lo sujetó por detrás, inmovilizándolo. Le obligó a echarse para adelante.

- ¡Eh! ¡Maldito...!
- Cállate un rato, anda - le cortó Aldred.

El drow lo miró sorprendido.

- Te juro que esta te la voy a guardar... ¡nh!

De nuevo el dolor le golpeó. Aldred sonrió divertido.

- ¿Sabes? Estaría bien pelear contigo ahora, te mataría en dos movimientos.
- Tsk... no estés tan seguro... - refunfuñó Soldream.
- Veamos que escondes ahí...

Aldred miró a través del cuello de la camiseta, y lo vio. Su activación había hecho que el tatuaje resplandeciera con una leve luz anaranjada. Cada vez que el dolor sacudía el cuerpo del drow, la luz se intensificaba momentáneamente.
Era un sello de control, muy poderoso, y bastante cruel en ocasiones. Aldred vio la sangre manchando la piel oscura del drow. Le soltó.
El drow se levantó de un salto, y ambos intercambiaron una mirada seria.

- Eso puede acarrearte muchos problemas, lo sabes. ¿Cuánto falta para la Antípoda Oscura?
- Pasado mañana, al alba, llegaremos a la puerta si no nos retrasamos. No será un viaje tranquilo...
- Comprendo. - Aldred miró al drow con unos ojos que casi no parecían humanos - Hay que hacer algo con ese sello, Soldream, o pronto serás incapaz de moverte.

El drow apartó la mirada, furioso. Le enfurecía verse tan impotente hacia algo así. Aunque bien lo sabía, había llevado ese sello durante toda su vida, y en numerosas ocasiones había sido torturado con él...
Dudaba que Aldred supiera lo que realmente significaba ese sello. Al fin y al cabo, no era más que un humano, muy extraño, sí, pero... un humano.

- Armund es druida, podrá hacer algo para bloquear ese sello, y si no, te arrancaremos la piel de cuajo, y se acabó el problema - rió Aldred,

Soldream primero le miró frunciendo el ceño, pero finalmente, también sonrió.

- Mira por donde, no se me hubiera ocurrido. Eso de arrancarme la piel... No espera, ya lo intenté una vez.

Aldred sintió un escalofrío sólo de imaginarlo.

- Auch... ¿en serio?- dijo Aldred, sorprendido.
-
- Bueno... al menos hay que intentarlo. Si vas a estar arrastrándote de dolor todo el camino, me tocará llevarte a cuestas, y sinceramente, mi espalda ya sufre bastante.
- Míralo por el lado positivo - dijo el drow con un destello rarito en la mirada - Sería la excusa perfecta para que Armund te diera un masaje.

Aldred enrojeció más de ira que de verguenza, y le dio una patada en la espalda

- Anda, ¡tira o te juro que te separo la cabeza de los hombros en un tris! - exclamó el guerrero.

Soldream sonrió, y se dirigió al claro seguido de Aldred, que murmuraba entre dientes. El drow sonrió.
Cuando llegaron, Armund y Mith clavaron sus ojos en la mano ensangrentada de Soldream, que seguía apretándose el cuello.

- ¿Qué ha pasado? - dijo Mith.
- Me temo... - dijo el drow - que tenemos un problema.

Armund

Armund, Aldred, Mitherell y Soldream siguieron andando hasta que cayó el atardecer y decidieron descansar al ver una zona en que parecía bastante protegida.

- Descansaremos unas horas y luego seguiremos andando durante la noche aunque vayamos más despacio, ¿os parece bien? Soldream es más débil por el día y lo necesitamos. Además, por la noche es mejor que estemos despiertos, ya que suelen haber más ataques... - Todos asintieron. - Bien, pues voy a lavar mis ropas al río, que están manchadas de sangre. Al menos me gustaría quitarme la mugre de encima... Que a nadie le dé un apreton ahora, por favor -dijo irónicamente.

Mientras se lavaba y se quitaba la ropa, Armund sintió unos ojos vigilándola y le pareció ver una sombra que la espiaba. Armund se puso en tensión y deslizándose a través del agua cogió la espada que estaba en la orilla. Esperó y... tras de un arbusto salió un conejo.
Armund respiró relajada. Sin embargo, la pareció que había habido algo más. Encogiéndose de hombros y sin más miramientos, aprovechó para limpiar su manchada y afilada espada.
Al cabo de un rato, Armund volvió y se encontró a sus compañeros dormidos profundamente y al drow despierto contra un árbol.

- ¿Pero, cómo pueden tener tanta confianza en tí? Les podrías haber matado... o escapado.-preguntó en voz alta Armund.
- No es que tengan confianza en mí, pero tengo mis razones para no mataros todavía. Y de momento no me interesa escaparme. Hay cosas de este grupo que tienen demasiado interés para dejarlas escapar...-contestó Soldream mirándola a los ojos.

Armund apartó la mirada ruborizada.

- Si te piensas que voy a creerte, vas listo. Voy a vigilar todos tus pasos, Soldream, no me fío un pelo de tí y no quiero que nos envíes ala muerte tan pronto.-siseó
- Bien. Entonces quédate despierta hasta la noche. Son unas cuantas horas, aviso... y yo podría quedarme vigilando. Al fin y al cabo, yo no he luchado y no estoy cansado.- añadió irónicamente Soldream

Armund resopló ofendida.

- Si te piensas que no puedo aguantar despues de una lucha estás muy equivocado.-dijo sentándose a su lado.

Justo en ese momento, Aldred soltó un fuerte ronquido y Armund dio un respingo. Aldred se movió y puso un brazo sobre Mitherell mientras murmuraba palabras incomprensibles.
Soldream echó la cabeza hacia atrás y soltó una carcajada.

- Me estás empezando a caer bien tú también ¿sabes? Lo único es que si no fueras tan quisquillosa y tuvieras de vez en cuando menos mal genio...
- Esto es el colmo. encima me vas a dar tú ahora clases de modales. -resopló Armund, dando grandes zancadas y recostándose en el suelo a unos metros más alejada de Soldream.

Poco a poco y sin quererlo, Armund notaba cómo el sueño la iba venciendo mientras miraba el cielo. ¿Qué pasaría al final?¿Morirían sin haber conseguido nada, o conseguirían desentrañar todo aquel misterio? Y aquel drow... Aquel drow que la ponía tan nerviosa, pero que necesitaba saber más de él, porque sabía que era una pieza importante, pero... ¿en qué sentido?
Armund sacudió la cabeza. Tenía que mantenerse despierta. Tenía que demostrar a ese engreído de Soldream que ella podía estar despierta tanto como él.
Mientras los pensamientos agolpaban su cabeza, un pesado sopor se apoderó de su cuerpo y sin quererlo se quedó profundamente dormida. Armund movió ligeramente los párpados...

- Mierda- pensó - Me he quedado dormida...- y abrió los ojos del todo.

Armund se quedó inmóvil y dejó de respirar. Fue su sorpresa mayúscula, y por esa causa se quedó sin habla durante un instante, cuando en su cara encontró la punta de una daga apuntándola.

- Pero qué...qué...-tartamudeó.

Soldream estaba encima de ella frunciendo el ceño. y de repente. Sin previo aviso, levantó el brazo y lo bajó con una rapidez sorprendente, de la que a Armund sólo le dió tiempo a sentir la daga atravesar el aire mientras bajaba hacia a ella. Armund quiso empujar al drow, pero la daga ya se había clavado... en el suelo.
Algo crujió y se estremeció. Respirando fuertemente Armund miró a Soldream y vió cómo este levantaba su daga con una tarántula de tamaño descomunal retorciéndose todavía. ¿¿¿Esa cosa había estado casi por su cara???
Armund se estremeció.

- ¿Qué pasa Armund? ¿No te fías de mí...? -susurró irónicamente Soldream.

Armund respiró profundamente y cerró los ojos fuertemente. ¿Por qué jugaría con ella? De repente, Soldream y Armund escucharon un ruido y se qudaron inmóviles.

- Voy a despertar a los demás -susurró Armund- Creo que hay alguien aquí que no debería estar. Ya es de noche además.
- Yo iré a vigilar -sentenció Soldream- Esperadme aquí o... Seguid andando mejor. Ya os alcanzaré.

Armund lo miró con reproche pero no dijo nada. Le acacaba de salvar la vida y le debía una... Qué mínimo un poco de confianza. Tal vez no salieran las cosas mal del todo..

Aldred

Eran un extraño grupo: dos elfos, un humano y un drow, una extraña combianción que andaba por el bosque en dirección a la Antípoda Oscura.
Aldred se paró en seco y se inclinó hacia delante. ¿Qué era eso? Armund, Mith y Soldream siguieron andando sin percatarse de la falta de su compañero.
De repente, escuxaron un sonido y se detuvieron. La calma del ambiente era escesiva.

- ¿Dónde está Aldred?- preguntó Armund
-No lo se, creía que estaba con vosotros- respondió Soldream
-¿¿¡¡¡LO HAS MATADO!!!???- Gritó Mith

Pero antes de que Soldream tubiese tiempo para negarlo, un grupo de licántropos y huargos les acorraló. Eran muchos, demasiados...

- Preparados para el ataque-Dijo Soldream

Los dos elfos y el drow sacaron sus armas, que relucieron bajo los finos rayos de sol que traspasaban los árboles. Las bestias parecieron dudar un segundo, pero atacaron al momento y comenzó la batalla.
Era raro, era como si se organizasen: no atacaban como solían hacerlo las bestias, atacaban como dirigidos por su señor.
Las bestias caían, pero increíblemente, parecían insuficientes. Los elfos y el drow segaban vidas, a diestro y siniestro, pero pronto se vieron acorralados... Las bestias detuvieron su ataque por un momento. El suelo estaba cubierto de cadáveres, vísceras repugnates y miembros amputados, incluso los elfos habían sufrido alguna que otra herida. Cuando las bestias se diponían a atacar de nuevo, algo las detuvo.
Un ser salió desde un lateral, sonrió maliciosamente y habló:

- Me llamo Garion, soy Señor de estas zonas, ¿quienes sois?
-Viejeros que buscan descanso- Dijo Mith, apenas conteniendo su furia
-Sabed que cualquiera que ose perturbar mis dominios será aniquilado
-¿Y por qué motivo? - quiso saber Armund, que no bajaba la espada.

Garion estubo unos instantes pensativo, miró a Soldream con desprecio y depues contestó con una voz grave y algo enferma:

-Desde hace algún tiempo, yo y unos cuantos más nos hemos visto obligados a unirnos en clanes y grupos debido a que nuestro vecinos, los drows, se dedican a capturar a los seres de nuestros bosques para sus experimentos... Pero de cualquiera de las formas, vosotros debéis morir, habéis profanado nuestro lugar...- un brillo demente afloró en sus ojos y de su boca salió un fino hilo de saliva - Vuestra carne nos dará de comer unos cuantos días

Las bestias parecían estar ansiosas de entrar en combate y en sus ojos había hambre, mucha hambre.
Los dos elfos miraron al drow inquisitivamente, quien se limitó a encogerse de hombros.

-Quisiera saber una cosa antes de mataros. ¿Qué hacéis en mis dominios?

De repente, una espada segó el cuello de un huargo y según descendía, se clavaba en el pecho descubierto de otro que estaba a su lado. Sin detenerse ahí, la espada volvió a subir y cortó un brazo a un indefenso licántropo que estaba absorto...

- !!!ESTÁBAMOS PASEANDO¡¡¡ - Dijo una brutal voz y Aldred se habrió paso hasta sus compañeros segando vidas.

Garion giró la cabeza y su rostro palideció ante tal acometida. Como si hubiese sido el detonante, la lucha volvió a iniciarse. Con la incorporación de Aldred al grupo la cosa cambiaba, era un feroz guerrero que no perdonaba vida alguna. Los elfos luchaban con fiereza y con sus espadas largas separaban cabezas de los torsos, y el drow segaba arterias y cortaba a los enemigos en pedazos con su afilada espada.
Todos parecían demonios luchando. Al poco rato la lucha había concluido, Garion había huido con unos cuantos supervivientes de la masacre. De las espadas resbalaba sangre, las ropas de los guerreros estabn teñidas de rojo que se empezaba a coagular, y sesos...

-Buena lucha- Dijo Soldream

Los elfos asintieron y miraron a Aldred

-¿Dónde estabas? - preguntó Mith

Aldred presentaba un aspecto demoníaco, cubierto de sangre y tozos de carne, incluso tenía colgando de su zurrón una víscera. Al verla la cogió y la dejó en el suelo.

-Me entró un apretón y claro...- dijo un poco azorado - De todas formas, cuando terminé me di cuenta de que había excrementos de licántropos y huargos por todas aprtes y vine lo más rapido que pude...
-De cualquier forma me alegro de que sigas vivo- dijo Mith
-No creo que vuelvan. Hoy por lo menos, debemos descansar un poco- dijo Soldream

No sabía por qué, pero Aldred intuía que a Soldream le pasaba algo, marchaban a un ritmo muy lento...

Soldream

Soldream se abrió paso a través de la espesura, con agilidad y soltura. Tras él, Armund y Mitherell observaban cada rincón del bosque con su mirada élfica. Aldred caminaba al lado del drow, por si acaso se le pasaba por la mente la "ocurrencia" de escapar. Aunque el drow ya no pensaba volver a intentarlo.
Tampoco tenía prisa por llegar. Especialmente con ese sentimiento de algo iba mal. El dolor de la marca del cuello se había vuelto constante, ardiente. Soldream podría aguantar el dolor... por ahora. Tan sólo esperaba que los otros tres no se dieran cuenta, aunque, por experiencia, sabía que llegaría un momento en el que el dolor sería insoportable.
Casi inconscientemente, se llevó la mano a la base del cuello. Mith y Armund hablaban en voz baja sobre la proximidad de posibles enemigos, y no se dieron cuenta de ese gesto. Aldred, sin embago, frunció levemente el ceño. No era propio del drow hacer ese tipo de gestos...

- Es posible que haya exploradores drow en los alrededores... - dijo Mith.
- Cierto, quizá hayan puesto trampas para...
- Los drow no salen de la Antípoda si no se lo ordenan - les interrumpió Soldream - Lo que hay son un monton de bichos asquerosos y humanos mercenarios, que podrían entorpecernos un poco.
- ¿Bichos? ¿Qué calse de bichos? - dijo Mith, arqueando una ceja.
- Gárgolas de piedra, licántropos, lobos huargo... Incluso hay rumores de que hay un Cancerbero guardando la entrada principal.

Armund y Mith tragaron saliva.

- Aunque por supuesto - añadió el drow, guiñandoles un ojo - no vamos a entrar por ahí.
- Genial... Oye, y ya que estamos, ¿no faltarán dragones? - saltó Armund con ironía.
- Dentro de la ciudad hay cuatro Grandes Dragones, que pertencen a los señores de las casa más altas, y todo un regimiento de jinetes de dragón. - dijo Soldream con toda tranquilidad. - Dos de ellos protegen la entrada a la ciudad.

Armund se detuvo en seco, y Aldred dejó escapar una risita al ver la cara de su amiga. Mith, sin embargo, miró a Soldream con seriedad.

- ¿Tu Señora posee un dragón?
- - dijo Soldream - Un dragón de fuego, negro ónice. Bastante quisquilloso, por cierto.

Los tres compañeros se le quedaron mirando. El drow se encogió de hombros.

- ¿Qué?
- Hablas del dragón como si le conocieras.
- Eso carece de importancia - dijo el drow.

Armund le miró con el ceño fruncido, pero Soldream la ignoró. Continuaron andando. Soldream miraba a Aldred con curiosidad mientras caminaban, preguntándose muchas cosas a cerca de él. No era un humano cualquiera, eso seguro.
Aldred le miró directamente a los ojos, fulminándole con la mirada.

- ¿Qué estás mirando? - preguntó con sequedad.
- A tí - dijo Soldream.

Aldred arqueo una ceja.

- Tienes muy poca educación, ¿sabes?
- En realidad, tengo una educación diferente. Eso es todo.
- No te hagas el listillo conmigo - dijo Aldred con una sonrisa acompañada de una mirada inquisitiva.

Soldream, en respuesta, se encogió de hombros, y continuó andando. De nuevo el dolor de la marca volvió a quemarle con insistencia. Respiró incómodo, y volvió a pasarse la mano por el cuello. Aldred, esta vez, no lo pasó por alto.

- Soldream, ¿estás herido?
- No
- Es la segunda vez que te veo quejarte, así que no me mientas.
- No es nada importante.
- ¿Nada imporante....?
- Vamos, nos estamos retrasando

Soldream echó a andar, de golpe, cortando la conversación. Armund se acercó a Aldred, seguida de Mith.

- ¿Pasa algo?
- Sí, pero sea lo que sea, no me lo quiere decir... - murmuró Aldred.
- Le noto un poco raro, ¿no crees?
- ¿Más raro de lo que es aún? - dijo Mith.
- Si... fijaos bien - dijo en voz baja - No para de tocarse esa parte del cuello, y le oído dos veces quejarse.
- ¿Sí? Pues yo ni siquiera le he visto - dijo Armund, sorprendida - Además, no recuerdo siquiera haber curado ninguna herida en su cuello ni nada por el estilo...
- Es muy discreto. No creo que quiera que nos enteremos.
- ¿Qué crees que sea? - preugntó Mith.

Aldred sonrió pícaramente, clavando su mirada en Soldream, que se había arrodillado en el suelo, reconociendo el terreno.

- No estoy seguro, pero si no quiere decírmelo... lo averiguaré por la fuerza.

Mitherell

Mitherell dudaba de si debía ir o no, pero finalmente decidió acompañar a sus amigos a la Antípoda Oscura.
Antes de paritr, tanto él como sus compañeros volvieron a sus casas para preparar las provisiones y el equipo, y especialmente, las armas. Mitherell se colocó a Expectral en la cintura. Su eterna compañera...
Una vez hecho esto, se encontraron en la salida de Coor, y Mitherell dijo:

-Ya podemos irnos...

martes, 24 de abril de 2007

Aldred

- Vayamos a hacer una visita a su "señora"- Concluyó Aldred mirando inquisitivamente a Soldream

Armund y Mith se quedaron petrificados ante tal propuesta.

- Pero a la Antípoda Oscura... con los drow...- dijo Mith
- Con un drow de rehén... a la ciudad de los elfos oscuros...- tartamudeó Armund
- - Dijo Aldred testarudamente- es la única forma de saber que pasa aquí - Soldream miró a Aldred

No sabía por qué, pero sentía cierta admiración hacia ese humano, había salido ileso del hechizo, había esquivado ataques que incluso un drow no podría evitar, incluso había demostrado cierta afinidad hacia él mismo momentos antes, y ahora, lo que pretendía era...

- Lo único que conseguireis es una muerte lenta y dolorosa- dijo Soldream
- Es lo único que anhelo-dijo Aldred con un brillo de locura ardiente en sus ojos, que hacía estremecerse incluso al guerrero más duro.

Soldream recapacitó "No pierdo nada, incluso es bueno para mí, mi Señora me esta llamando, y si no voy me aquejaran terribles consecuencias. Les llevo a ellos, me gano el favor de mi Señora y todo sigue como hasta ahora..."

Pero había algo más, no sabia el qué, pero lo percibía. Había algo que no encajaba

- Está bien, os llevaré a la Antípoda Oscura- Dijo Soldream, pero en lo más profundo de su ser el sentimiento de negación, de huir de todo aquello, de evaporarse, empezó a surgir en mitad de su mente.

Le vinieron imágenes de su niñez, de su otra vida...
Entonces un resplandor, como un rayo de energía negra, le sacudió y sus pensamientos se insertaron de nuevo en el fondo de su mente. Soldream notó cómo la marca que llevaba comenzaba a calentarse más y más...

domingo, 22 de abril de 2007

Soldream

Soldream se sentó apoyando la espalda en un tronco, sumido en las sombras. Aldred, Armund y Mitherell le observaron con desconfianza

- No le quitéis la vista de encima - dijo Aldred - Ahora mismo ha tenido la tentativa de volver a atacarme, pero sin embargo no me alcanzó.
- De acuerdo... Aunque dudo que se escape, Aldred - dijo Mitherell.
- ¿Por qué lo dices? - dio Aldred, arqueando una ceja.
- Eso pregúntaselo a él... Sin embargo, tengo la corazonada de que no intentará escapar - asintió el elfo, pensativo - Contémplalo así... Si en algún momento hubiera querido escapar de nosotros...
- Ya lo habría hecho - terminó Armund por él- Es posible, pero yo no me fiaría de él, Mith.
- No he dicho que haya que hacerlo - dijo el elfo - Al fin y al cabo, sigue siendo un drow.

Armund observó al drow, casi invisible en la oscuridad, contemplando el cielo nocturno que ahora empezaba a clarear con la luz del alba; con el rostro sereno y la mirada perdida.

- Realmente es un drow muy extraño - digo la elfa.
- Y que lo digas... - murmuró Mitherell. - No, no sólo por cómo es... sino por su piel, por sus ojos...
- ¿Qué insinúas? - preguntó Aldred
- Hubiera jurado que, cuando atacamos a esos drows, su piel era muchísimo más ocura que la de Soldream... o eso me pareció. - dijo ella, llevándose la mano al mentón.
- Quizá sólo fue una impresión, por la oscuridad - dijo Mith.
- Sí, quizá... Y además, esos ojos no son normales. Pudo resisitr la luz, eso lo hace menos vulnerable, y no nos conviene - dijo Armund, con seriedad - Eso es algo realmente excepcional en un drow, no es nada que se haya visto antes.
- Sinceramente, Armund, poco impota su situación. Lo único que se es que es un drow, que ha intentado matarnos, a mí, concretamente, dos veces. No es de fiar...
- Tiene razón... Pero la pregunta ahora es, ¿qué hacemos? Aunque hayamos cogido a esos drows, seguro que no dirán palabra...
- Yo, sinceramente, pienso que no tienen demasiada información, y tardaríamos demasiado en que nos la contaran, o tal vez se suicidaran antes de hablar. Sé como piensan los drow, son así de tercos... El único que de verdad sabe lo que está pasando aquí y al que podríamos sacárselo es... - Aldred señaló a Soldream, con la mirada
- Hmmm...

Mientras los tres compañeros discutían, Soldream contemplaba las estrellas que se apagaban lentamente. Tenía demasiadas cosas en que pensar.
Hasta que un punzante dolor en la base del cuello le hizo dejar escapar un leve gemido... La marca que tenía a la izquierda, entre el cuello y la espalda, había dado una señal. Su Señora estaba llamándole. Soldream sonrió.
Sabía que era cuestión de tiempo que eso sucediera. Y si no obedecía, se podía arrepentir. No tenía nada que perder... Pero algo le decía que no debía volver aún a la Antípoda Oscura. Un presentimiento de que algo iba realmente mal. El sol se alzaba rojo incandescente. Soldream cerró los ojos.
Otra punzada de dolor, que provenía de aquel símbolo tribal lleno de oscuridad, le recorrió el cuello con ardiente rapidez. El drow no se quejó, pero sabía que llegaría un momento en el que ese dolor se haría más grande.
Los tres compañeros continuaban hablando, y mirándole de reojo de vez en cuando. Soldream suspiró profundamente, pensativo. Si se iba a la Antípoda Oscura, ellos irían con él...
Podría escapar, pero aún no había recuperado suficiente energía para volver a enfrentarse a ellos. No merecía la pena. Además, llevarlos a la Antípoda Oscura sería una carga, y el drow dudaba seriamente de que sobrevivieran cinco minutos dentro de la ciudad...
¿Qué hacer?
Volvió a centrar su vista en los elfos y el humano, que hablaban atropelladamente, intentando decidir que hacer. Soldream suspiró. Para él, ni siquera su propia vida tenía valor. Nada que ganar, nada que perder. Lo que le deparara el destino, sencillamente, no le importaba...

Aldred

Aldred había marchado junto al Drow. No estaba asustado, pero sus sentidos estaban alerta; nunca te puedes fiar de alguien que te ha intentado matar.
Tenía confianza en sus habilidades, era un gran guerrero y había luchado contra poderosas bestias, pero aquello le sobrepasaba. Quién sería capaz de hacer eso y por qué, qué razón había en aquello... Intentaba mejorar sus habilidades, lo dudaba, sabía que tenía que ser algo más, algo más profundo...
Aquellos soldados no podrían ser los únicos que habían venido. Cuatro contra toda una ciudad, imposible, tenía que ser una trampa, o al menos tenía que haber algo más.

Como si de repente se hubiese tropezado, Aldred cayó al suelo y rodó impulsándose de nuevo con una pierna para incorporarse. Soldream sorprendido por la rapidez que Aldred había demostrado le dijo

- Lástima que seas tan ágil humano, ahora mismo podría haberte matado...

Aldred le miró furioso apuntando con la punta de su espada a Soldream

- Como vuelvas a intentar algo semajnte estas muerto "amigo" - y en su voz afloró un brote de furia que pareció intimidar incluso a aquel drow...

Proseguían avanzando por el bosque, buscando algún sitio a cubierto donde pudiesen esperar a Armund y Mith, que estarían discutiendo largo rato con las gentes del pueblo para explicarles lo sucedido. No fue así, Armund y Mith llegaron a donde estaban Aldred y Soldream, no sin ser recividos con las espadas a punto, "por si las moscas".

- Hemos ordenado que los encadenen por separado a las apredes de la prisión - Dijo Armund

Al o que todos se dispusieron a trazar un plan, estaban dispuestos a llegar al fondo del asunto, a descubrir que había detrás de todo eso, a saber quién había ordenado su muerte, y qué crueles intenciones tenía...

Mitherell

El elfo, tremendamente enojado con este drow, le hizo caso y se quedó al lado de Armund a responder las preguntas de la gente. Pero Mitherell no se encontraba nada contento. Se sentía extraño cerca del drow, no era como los otros de corazón puro, pero su alma estaba aferrada a las cadenas de la oscuridad... Pero no podía afirmar nada, entonces comenzó la avalancha de gente que preguntaba y el elfo no sabía qué decirles...
Así que escapó con Armund al bosque sin dejar rastro para que no los siguieran...
Paso un tiempo y estos quedaron con Aldred en encontrarse en las cercanías del lago, si es que aún Aldered seguía vivo...

miércoles, 18 de abril de 2007

Soldream

Todos los magos y druidas vitorearon su victoria, felicitando especialmente a Armund por su fantástica idea. La elfa volvió a tocar el cuerno, pero en un tono distinto, indicando a Aldred, que respondió desde el límite del bosque con su propio cuerno, que volvieran. No mucho después, todo el pueblo estaba en la plaza, observando a los cuatro drows vencidos, felicitándose unos a otros por la victoria.
Armund le contaba el suceso a Aldred, cuando de pronto, apareció Mitherell jadeando, calle abajo, corriendo como un poseso.

- ¡ALDRED!¡ARMUND! - la gente se apartó a su paso, mirándole con sorpresa - ¡Armund!
- ¿Qué, qué pasa? - preugntó la elfa.
- Ese... drow... ha... - jadeó el elfo.
- Tranquilízate un poco, chico - dijo Aldred.

Sin embargo, una suave risa hizo que todos los presentes en la plaza se giraran a un tiempo.
Sobre un tejado, sentado tranquilamente, y contemplando la escena con una pícara curiosidad, estaba Soldream.

- ¡¿Qué?! - exclamó Armund, perpleja.
- Eso quería decirte... - siseó Mitherell - Fue muy escurridizo. Se deshizo de las cadenas, me golpeó y se fue.

Amrund y Aldred miraron a su compañero, incrédulos. Después, volvieron a observar a Soldream. Algunas gentes lo señalaban temblorosos, otros le dirigían miradas de rabia, y la gran mayoría, se quedó paralizada.

- Muy interesante... - dijo el elfo oscuro - Sin duda, tu ingenio es algo único, Armund.

La elfa le observó ceñuda.

- ¡Quién es ese drow! - gritó uno de los presentes.
- ¡Va a matarnos!
- Nos aniquilará por matar a sus compañeros
- ¡Entonces acabemos con él como hicimos con sus compañeros!
- ¡Eso Eso! ¡A por él! ¡Matadle!
- ¡No, esperad! - gritó Armund.

Sin embargo, Aldred la sujetó por el hombro.

- Déjales, no lograrán siquiera rozarle, ya lo sabes - dijo Aldred, observando con curiosidad al elfo socuro - Veamos cómo nos sorprende ahora.

Algunos guerreros y un par de druidas corrieron hacia el drow. Los druidas iluminaron sus báculos con luz, intentando deslumbrar al drow... Pero el truco no funcionó.

- ¿Eh? ¿Qué pasa? - dijeron, nerviosos y desconcertados. - ¿Por qué no se mueve?

Soldream mantenía la vista fija en los magos, amenazador. La luz iluminó de lleno su piel oscura y su pelo blanco. Armund se quedó inmóvil, con una mezcla de asombro y temor. Los ojos color zafiro de Soldream apenas parpadearon ante aquella luz cegadora. Es como si no le pasara absolutamente nada... ¿Por qué?

- Me aburrís con esos juegos de niños - dijo Soldream, con frialdad.
- ¡Ahora te vas a enterar! - gritó uno de los guerreros.

Rápido como un parpadeo, el guerrero cargó su ballesta y disparó. La flecha se hundió en el hombro del drow. Uno de los druidas lanzó un conjuro que le dio de lleno en le pecho. Una lluvia de flechas se coló a través de la nube de humo, buscando atravesar la carne del drow.
Mitherell contuvo el aliento. Armund miró a Aldred, nerviosa. Pero éste estaba tranquilamente mirando la escena, con una sonrisa en la cara.
Cuando el humo se disipó, vieron el cuerpo del drow atravesado por decenas de flechas, sangrando...

- Así aprender... ¿eh?

De pronto, el cuerpo de disolvió en el aire. Era una ilusión.
La risa fría y suave de Soldream sonó tras el tumulto de gente, subido con una pose aristocrática encima de un poste, con los brazos cruzados y observando a la gente a través del flequillo blanco.

- ¿Eso es todo? - dijo Soldream.
- ¡Te mataré!

El guerrero, furioso, le lanzó un cuchillo directo al corazón. La gente contuvo el aliento. Pero Soldream, con un simple movimiento de su mano, lo cogió al vuelo, evitando que le dañara. Filminó al guerrero con la mirada, y le lanzó el cuchillo, clavándolo en el suelo, entre sus pies. Éste dio un respingo, y miró el cuchillo, conmocionado. Volvió a mirar al poste, pero el drow ya no estaba allí.
De pronto, una mano fría agarró el brazo del humano, y lo retorció hacia atrás, inmovilizándole. El drow se había teletransportado tras él. El guerrero dejó escapar un grito de dolor.

- No me hagas perder el tiempo, humano - siseó Soldream al oído del guerrero.

El pobre hombre temblaba como una hoja, y las gentes se apartaron de él, temerosos del drow. Soldream le retorció aún más el brazo, y el hombre volvió a gritar. Aldred se adelantó.

- Soldream - dijo con firmeza - Déjalo ya...

El drow soltó el brazo del guerrero, que se apartó de él, mirándole con los ojos desenfocados.

- Eres... un...
- Monstruo - terminó Soldream.

La gente comenzó a hablar entre sí, nerviosa. Mitherell, furioso, se dirigió al drow.

- ¡Cómo te atresviste a escapar de mi! ¡Maldito!
- Porque me aburría - dijo Soldream, cruzando los brazos tras la nuca - Quería divertirme un poco.
- ¡Pero serás...! - refunfuñó Mitherell

Soldream le dedicó una media sonrisa sugestiva, en plan de triunfo.

- Oye Soldream, si podías escapar, ¿por qué no ayudaste a tus compañeros? - dijo Aldred - Sabías cuál era nuestro plan, en parte, y podrías haber ido a avisarles. Incluso podrías haber ido al bosque y matar a toda esta gente... y no hiciste nada más que quedarte a mirar.

La gente, de nuevo, cuchicheó sorprendida y confusa.

- Porque no veo ninguna razón por la que tenga que hacerlo - dijo el drow

Los tres compañeors se miraron confusos ante la actitud del elfo oscuro. Un hombre, ya entrado en años, se acercó a Aldred.

- Escúchame, Aldred, ¿de qué conoces tú a este drow?

Aldred miró al drow con picardía y contestó

- "Tropezamos"...

Soldream le devolvió la mirada, sonriendo también con picardía.

- Me caes bien... Aldred.

Las gentes volvieron a hablar entre sí, confundidas. ¿Quién era ese tal Soldream? ¿Porque esos tres le conocían? ¿Por qué no había ayudado a sus compañeros drow? Nada parecía tener sentido...
Soldream, a pesar de los comentarios que ahora mismo pululaban por la plaza, estaba tranquilo, despreocupado. Armund y Aldred se miraron, y seguidamente miraron a Mitherel. Después, asintieron, como si se hubieran puesto de acuerdo en algo.

- Creo... que hay algo que os tenemos que contar.

Soldream pasó a su lado, rozándole el brazo, y le susurró

- No hagas que cunda el pánico. Contadles lo que creáis necesario, pero ten cuidado con lo que decís... o tendréis a medio batallón drow tras vuestros talones.

Con estas palabras, el drow se dio media vuela, y se alejó por la misma calle por la que Mitherell había lelgado corriendo minutos atrás. El elfo saltó

- ¿Le dejáis ir?

Aldred se encogió de hombros, y dijo:

- Vale, yo iré con él, para que no se nos "pierda"...

Dicho esto, alcanzó al drow, y se perdieron calle arriba, dejando a los elfos frente a su pueblo, que exigía respuestas.

- Bueno, Mitherell, ¿y ahora..? ¿Eh? ¿Mith?

El elfo vio marchar al drow y a su compañero. Se había quedado mudo y abosrto en oscuros pensamientos. Recordando lo que el drow había dicho justo antes de soltarse las cadenas y escapar...

>> - Jarlaxle se hace llamar ella. Es una mujer con carácter, y con un poder oscuro impreisonante. Es la Señora de mi casa, y una de las drows más poderosas que hay en la Antípoda Oscura... No es alguien contra la que debáis enfrentaros...
- ¿No le guardas lealtad? - preugntó el elfo, intrigado.
- Hasta el momento en que dejé de serle últil, comprendí que eso de la lealtad es una palaba hueca. Tú no comprenderías lo que eso significa... ¿Útil? Soy un arma. Fui creado para serlo, lo soy, y lo seré hasta el día en que la muerte venga a por mí. Y tal y como van las cosas, no tardará mucho...
- Va a volver, ¿verdad? El demonio... - pregunto Mitherell con un hilo de voz.
Soldream no contestó. Cerró los ojos, con el rostro ensombrecido. Mitherell sintió unesclofrío.<<

Mitherell

Entonces Mitherell se quedó solo con el drow... Tras un largo rato de silencio, le dijo:

- Soldream - el drow levanto la mirada hacia el elfo - ¿Cómo se hace llamar vuestro señor oscuro?

Mitherell se sentó en una silla mirando, fijamente al drow. Éste no contestó a la pregunta del elfo, pero Mitherell no era impaciente. No era esa precisamente una debilidad para los elfos, mejor dicho era una de las ventajas.
Mitherell podía esperar todo el tiempo del mundo a que le respondiera. Mientras tanto el elfo pensaba qué les estaría pasando a sus compañeros y qué pasaba en el pueblo...

martes, 17 de abril de 2007

Armund

- Mierda... -susurró Armund- Hay que pensar rápido... -añadió un poco nerviosa - Lo bueno es que tenemos de nuestro lado que todavía que no han entrado, porque los perros están fuera del pueblo. Pero no muy lejos, sólo a un par de kilómetros... y además se moverán rápido, cómo no...-dijo mientras observaba al drow.

El drow, lo único que hizo es mover la cabeza sonriendo.

- ¿Se te ocurre algo?- preguntó ansioso Aldred.
- Pues mira, no, sinceramente, no..- dijo desesperada Armund - Lo único que sé es que tenemos que avisar al pueblo y que no podemos escapar todos de aquí por que son demasiado rápidos. Ya se nos irán ocurriendo más cosas, aunque no nos podemos permitir mucho tiempo...¡Venga! Ayudadme entonces a despertar a la gente...
- ¡Espera un momento!¿Y el drow? -preguntó de repente Mitherell.

A Armund se le iluminó la mirada y le miró inquisitivamente.

- No...yo... -tartamudeó Mitherell.
- Oye, qué más te da... Mira, además le vamos a atar con unas cadenas... y no se va a escapar. Lo único que tiens que hacer es vigilarlo y esconderos en la bodega. De todas maneras, si estamos en apuros te llamaremos, aunque no creo... Se me acaba d ocurrir una idea fantástica. A los drow os debilita horriblemente la luz, ¿no, Soldream? -preguntó con ironía Armund al drow.
- Sí. Pero de todas maneras ahora es de noche, así que no hay luz suficiente para debilitarlos.-dijo el drow mientras se dejaba encadenar tranquilamente en la bodega.
- Eso es lo que tú te crees, bonito.- contestó Armund con prisas.- Bueno, Mitherell, vigílale hasta que volvamos. No sé si tardaremos mucho, pero más te vale que no se escape porque nos acabará conduciendo a la Antípoda Oscura. Todavía no he terminado contigo, guapo. No te creas que te salvas de mí. - dijo con frialdad.

El drow sólo miró con desprecio a Mitherell y arqueó las cejas mirando con curiosidad a Armund.

- Vámonos ya, Aldred. Tenemos cosas que hacer. Adiós Mitherell.- dijo mientras salía de la casa a grandes zancadas.

Armund y Aldred se pararon en mitad del pueblo y empezaron a soplar a través de los cuernos con todas sus fuerzas. Al saber que eso significaba una cosa urgente, no pasó mucho tiempo hasta que la mayoría del pueblo estuvo reunida, dispuesta a escuchar, aunque estaban cayéndose de sueño. Todos rodearon a Armund y Aldred.

- ¡Escuchadme todos por favor! ¡Silencio!- dijo alzando la voz por encima de todos. - Bien...-añadió una vez que hubo silencio- vamos a tener una emboscada de unos drows y necesito la máxima concentración... -dijo hablando rápidamente- ¡¡SILENCIO!! - gritó cuando la gente empezó a hablar nerviosa- Entiendo que esto ha venido d repente. Pero si no queréis que os pillen aquí con vuestros familiares, os ruego que no cojáis nada y que os vayáis directamente al bosque. De momento no puedo daros más explicaciones porque sino perderíamos tiempo. Os pido por favor, que confiéis en mí y que los magos y los druidas se queden conmigo. ¡Vamos, rápido! Aldred os guiará y protegerá en un sitio seguro por el bosque, lo más lejos de aquí porque los drows poseen visión infrarroja, y podrían captar vuestro calor corporal. Confiad en él también, por favor. Y ahora, ¡vamos, que están por llegar!¡Corred!

No lo dudaron un segundo. En cuanto se hubieron repuesto de la desagradable sorpresa, el pueblo siguió a Aldred y al resto de los rastreadores y guerreros y se dejaron llevar, obedientes.
Los que eran magos se quedaron con la curiosidad de saber su misión.

- Bien, no tenemos mucho tiempo: esto es lo que vamos a hacer...-susurró Armund.


- Mi señor... Esto me huele a trampa...-siseó uno de los cuatro drows que iban a matar a los que habían capturado al drow predilecto de su Señora.

En cuanto a Soldream, ya se encargaría su Señora de torturarlo a su forma...

- ¡Chst! Idiota... tenemos que ir con discrección. No hay ninguna trampa, la mayoría son humanos y son tremendamente estúpidos... Estarán durmiendo felizmente y no se habrán enterado todavía que sus vidas están a punto de acabar...-chistó el drow que iba en cabeza.- Está bien, empezaremos por las casas de la izquierda, como no nos han dicho en qué casa viven... Mataremos a todos en silencio, ¿de acuerdo?

Todos asintieron.

- Bien, pues entonces adelante- y deslizándose entre las sombras, cada drow se fue metiendo en una casa distinta. Los cuatro salieron mosqueados.

- Señor, que esto me huele a trampa...
-¡Cállate que nos van a oír! No pueden habernos visto ni oído. Seguramente estarán en otras casas. Sigamos buscando.

No muy convencidos, los drow obedecieron pero al salir de otras cuatro casas más...

- Señor....
-¡Calla!
- Señor, mire...

El drow que iba en cabeza se giró en redondo, y fue mayúscula su sorpresa al ver que un engreído humano les estaba mirando a una distancia de unos pocos metros y que tras sonreír desaparecía tranquilamente entre las casas. Los drow, estupefactos, corrieron tras él y al ver que no lo encontraban intentaron volver por el mismo camino, pero se encontraron esta vez a un elfo con la misma actitud.

- Están intentando marearnos- siseó el cabezilla drow. - ¿Quieren guerra? Juguemos...

Armund, mientras tanto, subida a un tejado con otros magos, miraba a los drow.

- Perfecto, se van adonde queríamos...

Al cabo de un tiempo sin encontrar a nadie, los drow se dieron cuenta de que estaban en un callejón sin salida.

- Mierda...-sisearon.
- Escuchad...
- ¡AHORA!-gritó una elfa- ¡AHORA!

Y por sorpresa, unos veinte magos bajaron de los tejados y mediante conjuros y hechizos combocaron luces parecidas a las del día. Inútilmente, los drow intentaban luchar a ciegas pero sus armas carecían de poder cuando les daba la luz.
Finalmente, los drow cegados dejaron de moverse, quedando petrificados...

jueves, 12 de abril de 2007

Soldream

El drow habló sin prisa, y con una voz fría...

- En todas las casas de la Antípoda Oscura, se debe experimentar con la magia negra antes de poder usarla... Y obviamente, la mejor forma de probarlo, es con otros drows de rango inferior. Aquel drow que encontrasteis - miró a Armund - Cometió un crimen en el pasado, creo que un robo... No sé, la verdad es que nunca me interesó saberlo. Pero a los criminales, en el mundo drow, se les castiga de esa forma. La magia negra, como supongo que vuestros cerebritos sabrán, es una magia retorcida que procede del dolor y del sufrimiento. Por ello, cogemos a los drows prisioneros y los sometemos a unas torturas que no seríais capaces de imaginar ni en vuestras peores pesadillas. - La voz del drow hablaba con tal frialdad, que los dos elfos, más susceptibles a ese tipo de detalles que Aldred; sintieron un escalofrío.
- Eso... es cruel.
- Ya - dijo Soldream, encogiéndose de hombros - Pero, así es la sociedad drow. Sólo por robar algo de comida, te atan las manos y los pies en medio de una plaza, delante de todo el mundo, y tiran de las cuerdas hasta que se desencajen tus miembros... De modo, que la mejor opción es no meterse en problemas.
- Me impresiona la naturalidad con la que hablas de eso - dijo Mitherell

Soldream le miró con una frialdad paralizante

- ¿Debería preocuparme? Yo ya tuve bastante una vez. Siendo lo que soy y viviendo en una sociedad como esa, al final sólo terminas preocupándote de ti mismo. El resto, o bien son algo que necesitas u obstáculos en el camino...
- Eso no es cierto... La gente siempre es importante. Tus amigos, tu familia...- dijo Armund.

Soldream la miró con gravedad.

- Esas palabras para mí, no tienen ningún sentido.

Armund cayó de pronto, y enrojeció avergonzada. Aldred asintió, y miró al drow.

- Sabía que la sociedad drow era dura, pero no tanto...
- No intentes compadecerme, humano - contestó Soldream - No necesito dar lástima a nadie.
- De acuerdo... - dijo Aldred, sonriendo con cierta satisfacción.

Soldream le miró deñudo, y algo molesto, pero le ignoró. Continuó hablando.

- Normalmente, los drows, después de ser duramente torturados, suplican su muerte y nosotros se la damos. Rápida y limpiamente, no hay necesidad de darles más sufriemiento, sería un desperdicio de tiempo. - dijo el drow - Pero éste... - sonrió - Éste era un auténtico caso. Pertenecía a la casa que más rivaliza con la mía, e intentó matar a mi señora. Pero le detuve... las torturas a las que fue sometido, fueron horribles. No me extraña nada de delirase mientras estaba en la cama.

Armund ensombreció la mirada, inquieta, recordando las palabras del drow moribundo que encontró a las puertas del poblado, luchando por su vida.

- ¿Por qué él intentó escapar? - preguntó la elfa.
- Porque supongo que tendría que comunicarse con alguien fuera de la Antípoda Oscura. Algo habría descubierto, supongo. Pero en su estado era obvio que no llegaría demasiado lejos. Mi señora me mandó tras él. Soy uno de sus mejores hombres, o al menos eso es lo que suele decir. Sinceramente, me da lo mismo. Pero me encargaron una misión, y era encontrar al drow fugitivo, vivo o muerto, y traerlo de vuelta a la Antípoda Oscura para acabar con su miserable existencia - siseó Soldream - Pero... apareciste tú.

Miró a Armund, quien se vio obligada a apartar la mirada de sus ojos.

- Me complicastes la misión. Especialemente, cuando me enteré de que el drow había dicho demasiadas cosas antes de morir. Por eso, pensé en haceros un favor, matándoos rápidamente. Creedme, os hubiese quitado un peso de encima...
- ¿Cómo?
- Cuando huí con el cuerpo del fugitivo, herido, comprendí que no lograría llegar a la puerta a tiempo. Por eso, tuve que hacer un hechizo de teletransportación, e hice desaparecer el cuerpo, devolviéndoselo a mi Señora. Pero esó consumió las pocas energías que me quedaban... Cumplí mi misión, pero mi Señora se sentirá decepcionada, porque me habéis cogido, porque sabéis demasiadas cosas, y porque, por alguna razón, le molesta especialmente que yo falle las misiones.
- Te tendrá mucho... "cariño"... - dijo Aldred.
- No. Ella me odia. Pero esa parte de la historia no es importante, y no os la pienso contar. No os incumbe.
- ¿Siempre eres tan simpático? - dijo Aldred.

El drow sonrió maliciosamente.

- Sí.
- Perfecto.
- Ahora, dejadme preguntaros algo... ¿Por qué os interesó tanto el drow? ¿Por qué me pedís que os cuente esto, aún a sabiendas de que es peligroso para vosotros?
- ¿Peligroso? - dijo Mitherell - ¿Qué dices?
- ¡Ah! ¿No os lo dije? - dijo Soldream con una sonrisa divertida - Enviar el cuerpo allí es también un aviso de que ha habido algo que no ha ido bien, y por ello, ahora un equipo de exploradores drow está buscando vuestro rasto... Y dad por hecho que os encontrarán, para mataros.

Aldred se levantó de un salto. Armund miró al drow alarmada, y Mitherell desenfundó casi sin quererlo, furiso.

- ¡Maldito drow! ¿Por qué no nos avisaste antes?
- Porque no me habíais preguntado.
- ¿Qué? No me tomes el pelo, o te juro que...
- Os advertí - le cortó el drow con sequedad - de que os metíais en un terreno peligroso. No es mi problema si ahora os matan. Os lo dije. Si no so mataba yo antes, lo harán ellos después... y no será una muerte agradable.
- ¿Y a ti? - preguntó Armund

Soldream se encogió de hombros con una media sonrisa

- Mi existencia ya no es demasiado importante para mi Señora. Ahora tiene la excusa perfecta para acabar con mi vida...

De pronto, fuera, en la calle, el ruido de la lluvia se mezcló con los aullidos de los perros. Eran aullidos demasiado... agónicos. Y eso significaba una cosa: ya estaban en los límites del pueblo.

- Ya han venido - dijo Soldream - Yo que vosotros, empezaría a correr.

Armund miró a sus compañeros, desocncertada. Aldred guardó silencio. Mitherell titubeó. Soldream, sólo esbozó una sonrisa.