martes, 20 de octubre de 2009

Soldream

El mal sabor de boca le duró toda la noche, casi alimentando sus gruñidos y juramentos en élfico, en los que generalmente ponía a Armund y sus métodos de "convicción" más verde que las hojas de los árboles...
Soldream se tendió bocarriba en una de los desgastados lechos que habían improvisado con las capas de viaje, cruzando las manos tras la nuca y con expresión huraña. Aunque ésta le duró más bien poco... La pelea le había agotado tanto física como mentalmente, y aunque no tuviera graves heridas externas, necesitaba descansar como fuera. Y bueno... mal que le pesara, el asqueroso potingue de Armund le estaba haciendo efecto.

Soldream, como todos los elfos oscuros, o casi todos lso elfos en general, tenía un sueño muy corto y ligero, más parecido a una especie de duermevela de la que podía despertar rápidamente en caso de presentir a un enemigo acercarse. Normalmente ningún elfo caería preso de un sueño pesado. Pero dada su naturaleza medio humana, los azules ojos del elfo no tardaron en cerrarse y su mente en caer presa de un sueño turbio y dispar... extraño... lleno de gritos, sangre, guerras, peleas... una especie de mundo caótico, como un enorme páramo arrasado por el fuego y lleno de cuerpos tendidos y columnas de humo. De hecho, él caminaba entre ellos viendo rostros sin nombre destrozados por los cortes o con muecas de horror ante la brusca venida de su muerte. Nadie se movía, excepto una figura borrosa entre el humo... una figura famliar... era... ¿Aldred?

- Sold... Soldream, despierta...

El elfo oscuro abrió los ojso y se levantó de golpe, poniendo en el cuello de Mitherell su daga con una velocidad demasiado pasmosa, arrinconándole contra la pared d ela cueva en un acto reflejo.

- ... ¡¿Mith?! - exclamó el elfo oscuro como si acabase de reacaer en él.
- M-me alegra saber que tienes tan buen despertar caracarbón, pero sólo... - titubeó Mitherell notando el filo sobre su cuello de forma amenazadora - ... sólo quería decirte: uno, Armund y Aldred se han esfumado; dos, ¿te importaría mucho soltarme?

Soldream relajó su agarre y le dejó, fijándose entonces en que, efectivamente, Armund y Aldred no estaban. Lo primero que se le pasó por la cabeza fue que seguramente la infortunada parejita quería tener un momento a solas. Pero al ver la manta de Aldred revuelta, y manchas de sangre en el suelo... ¿Sangre?
El elfo oscuro pasó dos dedos sobre una de las gotas y se la llevó a los labios. Era su sangre... sin duda... pero entonces, ¿por qué tenía un mal presentimiento ahora en el pecho?

- ¿Sabes dónde han ido?
- ¿Eh? Ah, no... Bueno, he visto a Armund alejándose por el cenagal, pero no se dónde iba... - el elfo mago se encogió de hombros - Imagino que habría ido a buscar a Al-...
- ¡Sígueme! - exclamó el elfo oscuro de repente, saliendo de la cueva a toda prisa, cogiendo su espada y lanzándole al hechicero su bastón.
- ¿Qué te siga? ¡Ah! ¡Ey, ey, espera! - exclamó el elfo, dando traspiés detrás de él - ¡Aún estás débil, Soldream, no deberías moverte!
- ¡Y teóricamente Aldred tampoco!
- ¡Estás exagerando las cosas Sold!
- Yo creo que no... - dijo él en tono socarrón - ¡Alder hanth, iömer andul!
Ante su grito en élfico, dos rugidos sonaron entre la niebla del cenagal, y los dos dragones negros alzaron el vuelo entre un bosque de árboles bajos, parándose ante ellos, manteniéndose a unos metros del suelo batiendo sus enormes alas, provocando vendavales de viento en el proceso.

- ¿Se puede saber qué haces?
- ¡Tú súbete al dragón, ellos sabrán buscarlos! - el elfo oscuro dio un salto y se montó en el lomo del dragón.

Mitherell puso mala cara, pero también se subió al dragón con torpe respeto. Soldream guió a la criatura en un vuelo rasante para poder ver entre la niebla, con el enorme dragón olfateando el aire, chascando las mandíbulas plagadas de dientes y dejando ir volutas de humo de vez en cuando. El elfo mago se aferraba con los ojos cerrados a las púas de la espalda del dragón para no caerse mientras volaba...

A los pocos minutos, con el aire húmedo azotándoles, llegaron al linde de una laguna fangosa, donde Soldream pudo discernir a Armund en un sólo vistazo. La elfa parecía aterrorizada por algo... y entonces escuchó un grito...

- ¡¡¡¡¡
SAL DE AQUI AHORA MISMO, HUYE, HUYE CON TODOS,AVISA A TODOS, CORRE!!!!! ¡¡¡SALVATE!!!

Aldred estaba al otro lado, retorciéndose... no... como débil, desganado... y de repente se le antojó como más... ¿viejo?
Y entre ambos... el demonio, en carne y hueso, con aquellas hasta y aquella sonrisa surcando su rostro en una terrorífica exhibición de dientes y colmillos a juego con sus ojos inyectados en sangre, acercándose, amenazante, con un terrible aura de poder demoníaco rodeándole, hacia la elfa.

- ¡¡ARMUND!! - Soldream espoleó al dragón, y la criatura, rugiendo, se lanzó contra Duzmor en un vuelo picado.

Con sus cuernos, el dragón empujó al demonio, lanzándolo más de una docena de metros hacia un lado, alejándolo de Armund, antes de remontar el vuelo y planear para girar, pasando al lado de la elfa a una velocidad vertiginosa. Soldream se giró, alzó lso brazos, agarrándose al escamoso lomo del dra´gon con las piernas, y la cogió al vuelo, sentándola detrás de él en el dragón.

- ¡Mitherell!
- ¡Ya voy, ya voy! - gritó el elfo mago, mientras comenzaba a acumular energía en su bastón, lanzando poco después un rayo mágico hacia el demonio.

En un principio, pareció impactarle... Pero tras el humo que generó la explosión, el demoni sonreía, inmune a los daños del proyectil mágico.

- ¡Maldición! - exclamó Mitherell.
- ¡No importa! - le gritó Soldream desde el aire - ¡Tú coge a Aldred, Armund y yo le distraeremos!
- Aldred... - murmuró Armund, aún atónita.
- Armund... - Soldream le cogió el rostro para obligarle a mirarle a lso ojos - Te necesito aquí, conmigo... si no no podrás salvar a Aldred, ¿entiendes?

domingo, 26 de abril de 2009

Aldred

El mundo daba vueltas a su alrededor, lo único que veía era negro, no sabía si había muerto, y por pura fuerza de voluntad abrio lo ojos, y alli estaba, la cara más hermosa que habia visto en toda su vida, tranquilo sabiendo que ya estaba muerto, pués aquello era un ángel que le daría la bienvenida en el otro mundo, pero para su sorpresa, caundo el ángel abrió la boca dijo,-- Aldred, Aldred... ¿me oyes? - la elfa le cogió el rostro con ambas manos - Eso es, enfoca... Te has roto algunos huesos y todavía estás afectado por el combate, así que no te muevas...
- ¿Y... tú crees... que puedo? - jadeó él aún sin creerse que continuara con vida, pero feliz por tener a Armund asu lado.
después el dolor volvió a golpearle el costado a causa del transporte, nada confortable, de Mitherell, no le culpaba, sabía que pesaba bastante, pero estaba demasiado herido como para andar, a Mitherrel se le veían regueros de sudor por la sienes desde la perspectiva de Aldred, y contuvo la risa cuando intento esquivar un cadaver de un insecto bastante grande y sus pies resbalaron, pero la risa se transformo en un gemido de dolor y la oscuridad volvió a cerrarse delante de sus ojos.

Hacía un rato, Aldred se había despertado en aquella cueva, que aunque no era muy profunda proporcionaba a los cuatro compañeros un lugar tranquilo donde pasar la noche, era extraño, su cuerpo, aun habíendose partido varios huesos, se recuperaba a una velocidad extraordinaria, imaginó que las pociones y ungüentos de Armund lo estaban ayudando pero ella no se encontraba allí
-¿Dónde está Armund?- preguntó, Soldream y Mitherrel dieron un respingo y se volvieron, sus ojos se abrieron como platos al ver que estaba incorporado. -Vaya, vaya, eres más duro de lo que pensaba- dijo Soldream, -pues si parece, aunque ahora creo que estoy algo más blando que de costumbre- Mitherell y Soldream sonrieron a lo que él, también les devolvió la sonrisa aunque, al contraer los músculos de la cara un dolor insoportable, le recorrió la columna y gimió, notaba las extremidades débiles y su cabeza le daba vueltas a causa del dolor -Será mejor que t mantengas quieto, no valla a ser que al moverte se parta otro hueso- dijo Mith, mientras se reía de su propio chiste.
Aldred estuba sentado mirando al techo mientras se preguntaba donde estarí Armund, era extraña la manera en que una persona podía sentir a otra, y más aún amarla, el la había intentado cortejar tantas veces en el pasado y ella siempre le daba largas, pero aún así, permanecían unidos, pero eran los acontecimentos más recientes los que le habían hecho sentirse tan cerca de ella, tan unido, que daría su propia vida por ella. En su mente se empezó aformar la cara de Armund, esa belleza propia de una princesa y su cuerpo propio de una diosa guerrera..... justamente en ese momento aparecío Armund por la entrada de la cueva con un ramillete de ojas cojido en la mano, en sus ojos había un atisbo de miedo que quitaba el aliento.
-¿Qué te ha pasado?
- Nada ¿Qué me iba a pasar?
- Te tiemblan las manos -señaló Aldred.
-¿Tú no estabas dormido con las costillas rotas?- le atropeyó Armund cambiando de tema.
Aldred cerró la boca de golpe y notó como se ruborizaba
- Me desperté de repente y me siento mucho mejor.-


Armund se acercó a él para aplicarle más ungüentos curativos y volver a vendar las heridas, el roce con su piel era indescriptible, su corazón se aceleraba, sus manos sudaban y los ojos no se levantaban del suelo, con fuerza de voluntad levntó la mirada y veía a Armund de un tono más rojo que el normal y sus ojos no paraban de mirar de un lado a otro, como evitando el contacto visual con él. Armund estaba terminando de vendar las heridas y sus ojos se cruzarón, el tiempo se detuvo, en la cueva no existían más que ellos dos, sus manos se rozaron....
- Vaya, Aldred. Parece que tu belleza es demasiado abrumadora para Armund-rió Soldream.
- Cállate -le espetó la elfa- Ya me encargaré después de ti.


Aldred reprimió un insulto y continuó observando a Armund. En una pequeña fracción de segundo dentro de su cerebro, palabras se empezaban a formar, eran susurros casi inaudibles, -aun no estoy recuperado- se dijo así mismo, pero los susurros no cesaron.
Armund le toco en un costado con una mano más gélida que mismo hielo y reprimió un grito, era cierto que el frió había acallado los susurros pero le sorprendiá qu esta vez, al contraerse, ninguno de los anteriores dolores apareció, era como si su cuerpo que estuviera curandose por sí mismo.
Después de tomar una escasa cena, volvió a recostarse contra el suelo para intentar conciliar el sueño y lo consiguió mientras los susurros volvían a su cabeza, cada vez más fuertes, cad avez más claros. Su sueño no fue nada apacible, guerras, mutilaciones, horror, demonios, un trono en el cuál se alzaba una figura con cuernos.....se levantó sobresaltado y observó a los demás profundamente dormidos, palpo sus ropas y descubrió que estaba totalmente empapado en sudor. salió a urtadillas de la cueva en busca de algún riachuelo donde refrescarse, los susurros aun aumentaban el ritmo.
Al fin de lo que le parecio una eternidad, encontró una pequeña cienaga putrefacta en la cual pequeños batracios y otro seres se alejaban el percibir sus sonidos. se agachó para comprobar el agua, pero justo en ese momento los susurros se hicieron insoportables, no podia oir nada más que aquello, se sujetó la cabeza, creia que le iba a estallar, cayó derodillas al suelo y cuando estaba a punto de desmayarse, los suurros cesaron como si nunca hubieran estado.

Dolor, terror, muerte todos esos sentimiento llegaron como un torrente al cerebro de Aldred el cuál se puso a gemir de dolor, mientras cada uno de sus musculos se contraían de manera desacompasada, la sangre le parecia cristal dentro de su cuerpo, el aire, fuego, el dolor era insoportable, su cabeza dió un vuelco hacia atras y comenzó a vomitar por la garganta un humo negro que era como hierro fundido, sus ojos se desorbitaron y su visión se torno negra mientras caia de espaldas al suelo-Por fin. Ya era hora de salir de ese cuerpo tan inútil.-
Dessde el suelo escuchó aquella voz........no podia ser cierto.......no........¿como? todo el dolor que acababa de sentir no era nada comparado con el sonido de esa voz, transportaba eras de dolor, muerte, sufrimiento.........-Y encima tengo alimento fresco.
Aldred giró la cabeza para ver de nuevo aquel ser despreciable, era tal y como lo recordaba, cuernos de carnero, la boca llena de colmillos, sus hombros eran como dos carros unidos pero lo que le llamó la atención fueron sus ojos, no era como los recordaba, ardían con más furia ,con más terror, pequeños fuegos ardían dentro de grandes cuencas negras, el odio y el terror era tal, que Aldred no pudo reprimir un gemido, entonces reparó en que Duzmor no se había referido a él, sino que observaba unos árboles, y al mirarlos con más detenimiento Aldred no pudo reprimir un grito, era Armund -SAL DE AQUI AHORA MISMO, HUYE, HUYE CON TODOS,AVISA A TODOS, CORRE!!!!! SALVATE!!!-